Bienvenidos

Lima, Febrero 28 de 2013.

Hola amigos:

Hace unas pocas semanas decidí desempolvar una caja bien sellada, que sólo tenía por título CECRAF. Cual cajita de pandora, tras toparme con unos libros de actas, padrones, anillados y talonarios, por mencionar sólo algunas cosas, comenzaron a venir a mi mente muchos recuerdos de tiempos que jamás volverán.

Las cosas estaban tan ordenadas y en tan buen estado de conservación que no me resultó difícil comenzar a escribir artículo por artículo, apelando, claro está, a lo que mi memoria, ahora cincuentona, me pudo permitir.

Han sido cuatro semanas completas recordando hechos, investigando otros, digitalizando viejas fotos e impresos, que ahora puedo compartir con quienes vivieron esa época conmigo, y con los que, aunque sea por mera casualidad, se vengan a enterar que alguna vez existimos.

El CECRAF no existe más; no es que querramos reactivarlo ni nada que se le parezca; simplemente deseaba que en estos tiempos de internet pudiera quedar una pequeña evidencia de lo que alguna vez fue el esfuerzo conjunto de un grupo de jóvenes estudiantes de medicina por forjar institucionalidad.

Si algunas sonrisas puedo arrancar de ustedes me sentiré muy complacido, y esta pequeña misión estará cumplida.

No puedo concluir estas líneas sin repetir la arenga que culminaba cada una de mis memorias anuales, que ahora cobra nueva vigencia al perdurar tanto en nuestro recuerdo como en el maravilloso mundo virtual:

  Larga vida al CECRAF...    


          
Carolina Guevara y Ricardo Santos durante el Congreso Peruano de Cardiología 2013